La buena práctica

¿Os habéis preguntado el tiempo máximo de conservación que tienen nuestras conservas? Si el proceso ha sido el adecuado podremos consumirlas de forma segura durante el transcurso de un año, aunque este se puede alargar hasta dos es recomendable consumirlas en un periodo máximo de doce meses.

El mejor medio de conservación es la acidez del producto.

¿ Alguna vez os habéis cuestionado porqué se le añade zumo de limón a las mermeladas y a otros productos a conservar?

En la búsqueda de información sobre las conservas caseras he topado todo el tiempo con las siglas pH. Hacen referencia a la acidez de los alimentos. Un nivel alto de acidez será un gran aliado en nuestro trabajo de conservación.

Elección de los tarros que van a contener nuestras conservas.

Los botes que van a contener nuestras conservas deben ser elegidos a conciencia porque van a determinar el correcto almacenamiento de nuestras elaboraciones durante meses.

Así que la elección será para aquellos que cumplan con los requisitos básicos: integridad, hermetismo y seguridad.

Qué tener en cuenta durante el procedimiento de envasado.

El método de envasado para hacer nuestras conservas caseras es relativamente sencillo, pero hay que tener en cuenta algunos detalles y algunos conceptos fundamentales para evitar intoxicaciones alimentarias. Para ello es importante:

Conserva y salud

Tras comenzar la búsqueda de información para salvar la cosecha he descubierto que hacer conservas caseras es una tarea delicada que requiere de mucha higiene y atención. Es importantísimo trabajar en un medio desinfectado  para evitar contraer enfermedades bacterianas.

Hablemos de Historia.

Durante siglos todas las civilizaciones han intentado conservar los alimentos de alguna manera, especialmente aquellos excedentes que no podían consumir por ser abundantes y los habrían querido para épocas de escasez.

"La despensa de la abuela"

Recuerdo que durante mi infancia, en las visitas a casa de mis abuelos, me gustaba abrir la alacena y destapar aquellas tinajas llenas de aceitunas en salmuera y removerlas con el cazo.  Regirar los botes de tomates en vinagre y apretar el pan de higo con el dedo para sentir cómo se hundía en aquella masa.